Sonidos sanadores, musica y terapia.

Sonidos sanadores, musicoterapia, ondas cerebrales, sonidos naturales, música para meditar.
Sonidos que despiertan tus poderes internos, sanan el cuerpo y la mente, y mejoran tu calidad de vida.

http://brainwavelab.blogspot.com/search/label/Solfeggio

A las percusiones se les relaciona con lo “primitivo”, término que desde nuestra perspectiva occidental de mujeres del siglo XXI, usamos para referirnos a lo poco evolucionado o “infantil” (en el mal sentido de la palabra). Sin embargo, ese concepto también designa lo que es primordial, aquello que es común a todos los seres humanos y cuya marca llevamos impresa en nuestro cuerpo.
GOLPES MÁGICOS

El ritmo de los tambores es tan básico como el latido del corazón, por ello oír su eco es como regresar al centro de la vida. Como dijo el sicoanalista Carl Jung: “Aquello que habla con las voces de nuestros antepasados da calma. Ayuda a la humanidad a sobrevivir la más oscura de sus noches”.

Desde los chamanes de Mongolia hasta los sanadores minianka de África Occidental usaron por miles de años la fuerza de este ritmo para curar y fortalecer la salud física, mental y espiritual. Utilizarlos con propósitos rituales todavía es habitual. Y es que gracias a ellos las personas logran conectar la mente con la parte más auténtica de su ser, aquella que da un verdadero sentido a la vida, la que toma en cuenta a los demás humanos y a la naturaleza.

El musicoterapeuta Jim Swing explica que, desde un punto de vista técnico, el sonido del tambor puede cambiar las frecuencias de tu cerebro, induciéndote a estados meditativos. Según los expertos, el tamborileo, en una combinación de vibraciones y pulsaciones de 180 ciclos por segundo, se aproxima a la frecuencia de resonancia de la tierra y por eso representa una puerta a un mundo interior inexplorado. “Cuando el ritmo es el correcto, lo sientes con todos tus sentidos: está en tu mente, en tu cuerpo…”, indica Mickey Hart, autor del libro Song Catchers In Search of the Worlds Music (Cazadores en busca de la música del mundo).
VIBRACIONES CÓSMICAS

Estudios recientes demuestran el poder curativo de trabajar con el ritmo de las percusiones. Michael Thaut, director del Centro Biomédico de Investigación con Música de la Universidad de Colorado, explica: “El compás ayuda a reestrenar el cerebro después de un ataque cardiaco o en casos de afectaciones como el mal de Parkinson”. Otros análisis muestran que este tratamiento es benéfico para las víctimas de Alzheimer, autismo y traumas severos. En México, se comienza a incluir este método para apoyar el desarrollo de niños con capacidades diferentes.

Pero sus beneficios no sólo aplican en casos crónicos. El golpeteo de los tambores también se emplea para:

· Canalizar la ansiedad, el estrés y la fatiga. Nuestro inconsciente asocia la resonancia del tambor con los latidos del corazón materno, lo que da una sensación de protección. A través de las vibraciones podemos liberar la energía negativa, los bloqueos emocionales e incluso los traumas, de ahí que nos ayude a sincronizarnos con el ritmo de la vida.

· Reforzar nuestras defensas. El doctor Barry Bittman, experto en cáncer, comenta que “tocar tambores en grupo armoniza nuestro sistema inmunológico”.

· Conectarnos con el mundo. El sonido es una cura eficaz porque es captado por ambos hemisferios del cerebro humano. Este fenómeno estimula la afirmación de una conciencia de sí mismo y del mundo, por lo que nos recuerda que somos parte de un todo. Por si fuera poco, esto también nos ayuda a superar el déficit de atención.

· Favorecer el control del dolor crónico. Al incitar la producción de endorfinas “analgésicos naturales del cuerpo” provoca una sensación de alivio y bienestar.
EL PRIMER IMPACTO

Si para ti escuchar percusiones se reduce a imaginarte al hijo de tu vecina frente a su batería, puedes cambiar esta concepción realizando un ejercicio muy sencillo.

1.- Busca un espacio tranquilo en el que te sientas a gusto, sin el riesgo de ser interrumpida. Puede ser tu cuarto, el jardín o la playa. Es más recomendable que sea al aire libre, pero no es indispensable. Antes que nada debe ser un lugar en el que te sientas cómoda y segura.

2.- Párate derecha, con los pies descalzos. Respira profundamente y exhala. Imagina que conforme sacas el aire, tu cuerpo se suelta y relaja. Cierra los ojos y enfócate en cómo sientes el piso bajo tus pies. Acaricia el suelo con ellos.

3.- Levanta tu pierna izquierda y pisa fuertemente la tierra, luego haz lo mismo con la derecha. Repite ese movimiento varias veces. Imagina que cada vez que lo haces se van hacia el centro de la tierra tus preocupaciones y frustraciones. Imagina también cómo al bajar a la profundidad se disuelven en un chorro de luz.

4.- Respira profundamente. Con los ojos cerrados, tamborilea suavemente con los dedos de la mano derecha sobre tu pecho, del lado del corazón. Imagina que estos movimientos son los latidos de tu corazón. Si quieres, puedes empezar a golpetear con los dedos de tu otra mano en tus caderas, muslos u otra parte del cuerpo. Escucha y siente. Repite esto cuanto quieras, alternando distintos ritmos.

Puedes acompañar el ejercicio con música suave y relajante. Prende incienso o una vela aromática. Si te sientes enojada, presta mucha atención al tercer paso y no pases al cuarto hasta que te sientas más relajada. Debido a que estás usando el cuerpo como un instrumento de resonancia debes hacerlo con amor y respeto. Esta práctica te ayudará a sentirte protegida, reducirá tu ansiedad y te permitirá estar más concentrada. Si lo realizas al aire libre, escuchando el sonido del mar o del viento, tu experiencia adquirirá otros matices de armonía.
AL SON DEL RITMO…

“El marco de este instrumento viene del tronco de un árbol; ése árbol tiene un espíritu, no es madera muerta. También la piel del animal tiene una esencia; es a través de ella como se produce el sonido. Ambos elementos, junto con el espíritu de la persona que los toca, son una fuerza irresistible”. (Babatunde Olatunji, percusionista nigeriano para el Seattle Times).

Los llamados Udu, fabricados en arcilla con forma de jarro, proceden de Nigeria. Para los nativos de ese país, evocan las voces de los ancestros y, en algunas tribus, sólo las mujeres pueden tocarlos. Es un símbolo de que jugamos un papel clave cuando las sociedades tratan de reconectarse con la naturaleza y sus ciclos. Al fin de cuentas, la madre tierra es mujer.

Leave a Reply

Let Go, Let God

Don´t worry, be "Larry", be like that guy that seems to be happy and not pursuing non running under any affair in live, we are here to learn with joy and passion so get things done the easy way. You are Wellcome!

I love to drink Seawater and also to Sungaze, you want to review this for your benefit.

Gratitude
5148123

Recent Posts

Archives

Categories

Meta

Recent Comments