Los psicólogos dicen que se puede entrenar el optimismo y que las personas optimistas viven más y mejor. Algunas personas tienen tendencia a deprimirse, no disfrutar de la vida y ser desgraciadas, mientras que otras tienden a buscar la felicidad; los científicos dicen que hay mecanismos neurológicos que desencadenan la alegría de vivir más allá de las preocupaciones personales, porque el sobrellevar los problemas diarios es una capacidad que no todos tenemos desarrollada de igual manera, pero nos podemos entrenar para ello.
Primero proponen potenciar nuestra parte más hedonista, con actividades que nos reporten placer, desde las muestras de cariño, comer algo delicioso, escuchar la música que más nos gusta, o practicar las aficiones que más nos emocionan y divierten. Proponen también buscar un sentido a la vida más allá de uno mismo, sentirse parte de un grupo.
Un ascenso en el trabajo o la loteria son algo tremendamente efímero, la satisfacción desaparece rápidamente y luego es como si nada hubiese pasado; debemos aprender a satisfacer las necesidades con unos ingresos medios sin envidiar a los ricos, porque no son de ninguna manera más felices que nosotros, y tampoco es cuestión de sentirse más afortunados que los habitantes de épocas pasadas, quienes a pesar de no haber contado con las comodidades que tenemos hoy día, se consideraban igual de felices que nosotros. Ni la educación, ni el país, ni la raza influyen a la hora de ser felices, ni siquiera un estado de salud óptimo nos la garantizan. Así que de la trilogía salud, dinero y amor, nos queda el último, el que parece ser que nos da una felicidad más plena. Nuestra relación con los seres queridos, pareja, amigos, nos dan ese aporte de felicidad que necesitamos.
Es lo que nos queda en estos momentos, ser optimistas, pensar en positivo a pesar de los pesares, creer que a partir de ahora solo vendrán cosas buenas, que el mejor vino está aún por beberse, el mejor atardecer, la compañía más agradable, los momentos más divertidos están a la puerta de nuestra casa y pronto harán su entrada triunfal.
“¿Habeís visto cuando es feliz un perro? Un perro no es feliz cuando come, es feliz cuando le estas preparando la comida. ¿Sabéis lo que significa esto? Que la felicidad nunca viene de conseguir algo. La felicidad viene por tener motivos por los cuales levantarse cada mañana.” Emilio Duró.
Punset fue sin duda el ponente estrella del congreso, y quiso devolver estas muestras de cariño revelando a la audiencia “de forma gratuita” las claves de la felicidad.
“El secreto para estar bien, prosperar en la vida y sentirse realizado”, explicó, es elegir muy bien “el elemento”, que es aquella habilidad o capacidad que tiene cada persona, que ha de tratar de dominar y que ha de hacernos vibrar.
Lo segundo que se debe hacer es llegar a controlar este elemento, lo que sólo se consigue con esfuerzo, trabajando y con muchas horas de dedicación. “Lo siento, pero no hay otra manera”, comentó entre risas de los asistentes.
La tercera pieza del puzzle de la felicidad, según Punset, es arriesgar. “No digo a todo riesgo, pero algo hay que arriesgar”, apuntó con su ironía y sentido del humor habitual.
Dejar de pensar en negativo.“Estamos preocupados por la falta de dinero, pero los grandes problemas que tenemos ahora no son de falta de recursos, sino de conocimiento”