Una leyenda muy antigua cuenta como Dionisio, tras embarcar en un navío hacia Nasos percibió que los marinos cambiaban su rumbo hacia Asia, sin duda para venderlo como esclavo. Por medio de sus artes mágicas, transformó los remos de la nave en serpientes y cubrió el barco de yedras, a la par que hacía sonar flautas invisibles. Los marinos, aterrorizados, se arrojaron por la borda y al llegar al agua se transformaron en delfines. Se dice que por esta razón los delfines se acercan a las costas y buscaba ayudar los seres humanos e incluso salvarles durante los naufragios, pues al parecer, son piratas arrepentidos.
Son numerosos los relatos que desde los tiempos mas antiguos nos hablan de la relación que ha existido siempre entre los humanos y los delfines. Muchas son las tradiciones que presentan a los delfines como seres de extraordinariamente avanzados, en algunos casos, en niveles superiores al de los hombres. La mitología griega representaba a menudo a los dioses cabalgando sobre delfines. Según la tradición, la creación misma surgiría de la matriz de un delfín, ya que en griego, delphis, delfín , es asimilado a delphys, matriz. Según la mitología mediterránea, Apolo, la divinidad solar, venció a delphina, un monstruo marino en forma de útero. Tras su victoria construyó el templo de Apolo en Delphos, donde durante milenios fueron celebrados los ritos y misterios de la muerte y la resurrección. Apolo devenía entonces delphino, el ‘ dios-delfín ‘. Los cretenses creían que las almas de los difuntos partían hacia la isla de la bienaventuranza cabalgando a lomos de los delfines y el propio santuario de Delfos, en Grecia, toma su nombre de este cetáceo sagrado. Plutarco afirmaba que era el hombre quien tenia que aprender del delfín y no al contrario , y en la Grecia antigua, matar o hacer daño a un delfín se castigaba con la pena de muerte.
Aun en las miserables condiciones de vida de los zoológicos y los acuarios, los delfines y los demás esclavos de tales ridículos espectáculos, observan hacia el ser humano un comportamiento pacífico de sometimiento. Los propietarios o directores de grandes espectáculos con orcas , delfines u otáridos, alarmados por el número en aumento de ataques, por el creciente nivel de estrés de los cetáceos en cautividad- un verdadero síndrome que aumenta día a día y se hace extensible a todo el planeta- o mas sensibilizados quizás hacia la ecología, unido todo ello a la opinión publica que cada vez ve con peores ojos la realidad de estos espectáculos anacrónicos y lamentables, se estén decidiendo a liberar a estos seres extraordinarios, aunque esta empresa resulte en ocasiones , por motivos logísticos y de readaptación al medio marino, prácticamente imposible .
Para Jacques Mayol, como para muchos otros naturalistas comprometidos en la supervivencia del planeta Tierra, todo intento de entrar en comunicación con estos seres confinándolos en tanques de agua sucia, clorada y muy a menudo contaminada, de escasos metros de profundidad y alejados de la belleza y de la inmensidad de su medio natural, el océano , esta avocada al fracaso. En ese medio antinatural, desvitalizado, a menudo contaminado , donde el liquido en el que viven es una solución química derivada del agua, los delfines se han visto obligados a reinventar todo un sistema de comunicación, al no poder utilizar el sonar. Incluso aunque sus entrenadores y el público intenten sinceramente demostrarles o trasmitirles su amor, pues como nos enseña este gurú francés :
“ ¿ Hemos olvidado que amar significa respetar la libertad de los otros seres humanos y de los animales ? Amar a los delfines, a las focas, a las ballenas, a todas esas maravillosas criaturas en vías de extinción es, ante todo, dejarles vivir en paz, encuéntralas en su propio terreno para comprenderles, para entrar en contacto, para observarles e intercambiar una amistad sincera. “
(del libro: YOGA DEL AGUA, VOLVER AL OCÉANO, de Carmelo Rios)