MEDITACIÓN DEL PERICARDIO

MEDITACIÓN DEL PERICARDIO/CORAZÓN LIBRE
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Anatómicamente, el pericardio es la membrana que envuelve y protege al corazón, el órgano vital por excelencia de nuestro cuerpo y, embriológicamente, es el primer órgano que se forma, siendo también el primero que se para en el momento de la muerte física. Podemos sobrevivir con el cerebro parado, con un solo pulmón, un solo riñón…, pero no podemos hacerlo si el corazón se para. El pericardio es, entonces, el guardián del corazón. Se trata de un saco fibro-seroso que envuelve al corazón y es también la base de los grandes vasos. Está formado por dos partes: Pericardio seroso, que está en el interior y pegado al corazón. Es un órgano de deslizamiento formado por dos membranas que forman una cavidad virtual: la cavidad pericárdica. La otra parte es el pericardio fibroso, que envuelve al anterior. Es una membrana fibrosa gruesa y gruesa, que cubre exteriormente la lámina parietal de la capa serosa a la que está unida. La cara externa de este saco pericárdico está reforzada por dos capas de fibras colágenas que se entrecruzan. El saco pericárdico tiene una elasticidad reducida y se opone a una dilatación exagerada del corazón. Este saco fibroso está unido a las paredes por ligamentos que fijan y sostienen el corazón.

El pericardio protege y sostiene el corazón en su lugar. Su funcionamiento óptimo es indispensable para la vida y para la salud. En la medicina tradicional china al pericardio se le llama “Maestro Corazón”. El papel principal del pericardio es el de protección y sostén del corazón: protección física para el deslizamiento del corazón en su interior, su envoltura fibrosa impide al corazón dilatarse demasiado, protección química y bacteriológica, protección traumática y protección en caso de presión muy elevada. El pericardio, según Montserrat Gascón, es la barrera emocional del corazón, su guardián y su escudo protector.

El pericardio es, por lo tanto, una parte muy importante de nuestra anatomía, ya que rodea al corazón. Su función de protección del corazón es indispensable, su situación en el cuerpo es estratégica: en el centro, entre los dos brazos y entre la cabeza y el abdomen, entre el cielo y la tierra, por sus inserciones anatómicas directas e indirectas, por la repercusión que tienen sus disfunciones en la salud global. El pericardio es el primero en recibir un impacto emocional, retrayéndose y cerrándose según la intensidad del impacto o la capacidad de la persona para digerir el estrés presente. Funciona exactamente igual que una célula. Esa retracción adaptativa a este choque se suma a otras más antiguas y no
resueltas de las que el pericardio guarda memoria. Lo mismo sucede en las membranas celulares. Esto hace que cuanto más avanzamos en edad y más situaciones afectivas o emocionales difíciles hemos vivido, más retraído está el pericardio, volviéndose duro, contraído, cerrado y doloroso. Como la membrana celular, el pericardio guarda la memoria emocional de todas nuestras vivencias. Si nuestras células guardan la memoria de la evolución de la vida desde el principio de los tiempos, también puede guardar la memoria de nuestras experiencias dolorosas.

Si el pericardio está retraído, significa que hemos sufrido y a veces mucho, hasta el punto de cerrar nuestro corazón para no sentir ni sufrir más. Puntualmente, esta reacción fisiológica nos puede salvar la vida, pero si no somos capaces de comprenderla para resolverla o revertirla con el tiempo, la retracción acumulada nos provocará diversos síntomas para despertar nuestra atención. En ese momento, nos salva la vida pero, con el tiempo, y si no sabemos escuchar o no queremos comprender, podemos padecer patologías diversas y variadas. Cuando nuestro corazón no va bien, cuando lo olvidamos y cerramos, ignorando nuestra esencia de seres de Amor Infinito y de Luz, de seres humanos temporales y, a la vez, espíritus eternos, es el pericardio el que toca la campana para que reaccionemos y conectemos nuevamente con el sentido de nuestra vida. Si sabemos encontrar el sentido de nuestro dolor, si somos capaces de ir más allá, de extraer las enseñanzas necesarias de los acontecimientos, aprendemos a vivir cada experiencia como un regalo de la vida, que nos resultará más o menos agradable según sea nuestra actitud. Podremos ver entonces que el único objetivo de cada circunstancia es hacernos crecer y evolucionar como seres humanos y, también, que el resultado de todas las experiencias es el bien, puesto que la acción divina siempre está actuando en nuestra vida y nunca nos abandona. Como consecuencia de todo lo anterior, volveremos a encontrar la paz en el alma, y también en nuestras células.
Nuestro pericardio podrá abrirse o cerrarse según las situaciones, adaptarse a los acontecimientos con flexibilidad y no nos complicaremos la vida por cosas de poca importancia. El pericardio es el guardián de nuestra conciencia, de nuestra esencia, de nuestra alma, de nuestra espiritualidad.

El pericardio/corazón está, como hemos visto más arriba, en el plano medio y sobre la línea media de nuestro cuerpo, entre nuestros brazos. Los brazos y las manos sirven para tocar, acariciar, comunicar, tomar, dar, alimentar, sanar, llevar…, y están por ello directamente relacionadas con el corazón. Gracias a la cuidadosa protección del pericardio, el corazón puede estar relajado y cumplir su trabajo vital, incluso cuando hay un fuerte estrés emocional. Es el pericardio
el que nos salva la vida en el instante mismo de un acontecimiento traumático. Además, el funcionamiento del pericardio condiciona la homeostasis (equilibrio) y la mecánica global del cuerpo, de manera que cuando el pericardio está bien, todo está bien. Pero, ante un choque emocional, que puede llegar a ser incluso más violento y doloroso que un puñetazo sobre el esternón, el pericardio se retrae para protegerse, como la célula. Esta retracción provoca un acortamiento de uno o más ligamentos que aseguran su fijación, y esto tendrá una repercusión directa sobre los órganos, glándulas, vasos sanguíneos, nervios, membranas, músculos, huesos y otros elementos, tanto vecinos como distantes, por lo que un pericardio que no funciona bien del todo puede provocar varias sintomatologías, aunque física y estructuralmente no haya alteraciones. El pericardio es el nexo de unión entre el alma, el corazón y el
cuerpo.

A continuación tienes una meditación para sentir y liberar el pericardio, basada en el trabajo de Montserrat Gascón, que lleva varios años trabajando con esta parte tan importante de nuestro cuerpo. Antes de liberarlo, es preciso aprender a conectar con el pericardio, sentirlo y familiarizarnos con su presencia. Si hacemos esta meditación dos o tres veces al día, será muy bueno para nuestro pericardio y, también, para centrarnos, reencontrarnos y entrar en contacto con la Vida, con nuestra esencia, con el alma, siempre que nos parezca oportuno o lo necesitemos en momentos de estrés o cuando sintamos que una situación, una palabra, una mirada, una imagen… nos ha tocado o cerrado el corazón.

1. Siéntate cómodamente de manera que tus pies estén bien apoyados en el suelo y en contacto con la tierra. Las palmas de las manos están sobre los muslos, sin tensión, suavemente apoyadas en ellos.
2. Busca una posición cómoda para la pelvis, un buen apoyo sobre tus nalgas, la espalda recta y los hombros relajados, las cervicales, la cabeza y los brazos.
3. Cuando te sientas a gusto, cierra los ojos y haz varias respiraciones profundas, centrándote después durante unos instantes en la respiración tranquila y rítmica. Inspira, retén el aire y espira. Notarás cómo la respiración es cada vez
más lenta y cómo, gracias a ello, la relajación se extiende hasta lo más hondo de tu ser.
4. Vacía ahora tu mente y deja pasar las ideas, los pensamientos, las imágenes, las preocupaciones…, como si fueran una película que nada tiene que ver contigo. Observa cómo pasan y se van como han venido, sin esfuerzo, sin lucha,
suavemente.
5. Lleva ahora la atención a la planta de tus pies y siente el contacto con el suelo, con la tierra que te sostiene. Visualiza, piensa, imagina o siente unas potentes raíces saliendo de la planta de tus pies y otra que sale de tu coxis. Observa cómo bajan con fuerza hacia el centro de la Tierra. Con cada espiración bajan y bajan más profundamente hasta llegar el centro terrestre, donde está el corazón de Gaia, el diamante cristalino que hay en su interior.
6. Visualiza, piensa, imagina o siente cómo esa energía terrestre, telúrica, del Dragón, que hay en el centro de la Tierra comienza a subir por tus raíces hasta llegar a la planta de los pies, donde abraza los tobillos para que te mantengas con los pies bien apoyados en el suelo, y sigue subiendo por las piernas, las rodillas, liberando aquí los chacras y especialmente la parte de atrás, los muslos, las ingles y se concentra por último en el chacra de la raíz. Esta energía de la Madre relaja, limpia, da salud, energía, vitalidad y activa todos los chacras y zonas por las que pasa.
7. Desde el chacra de la raíz continúa subiendo la energía terrestre hasta el segundo chacra, en la pelvis, donde crece y se expande por todos los órganos, células, arterias, venas, huesos, piel… que hay en ella y que son regidas por el chacra sacro. Esta es una zona muy importante y que ha de estar siempre muy reforzada, ya que todas las cargas que habitualmente nos echamos a la espalda, es en esa zona donde terminan acumulándose.
8. Desde la pelvis y el chacra del sacro, la energía telúrica sigue subiendo hasta llegar al diafragma y al chacra del plexo solar, dando vitalidad, energía, salud…por dondequiera que pasa. A continuación sube hasta el corazón/pericardio y el cuarto chacra, abriéndolos, expandiéndolos y activando también la glándula timo. Se extiende por todo el pecho, los pulmones, los senos, el hígado, el bazo, el páncreas, el estómago… Baja por los brazos y llena las manos y los dedos de energía. Siente ahora esa energía llena de vida, de vibración. Acaríciala con suavidad y nota cómo se hace cada vez más fuerte.
9. Ahora notas como desde el corazón/pericardio esa energía de vida va hacia la garganta, donde activa, limpia y da energía al chacra laríngeo y a las glándulas tiroides y paratiroides. Por detrás llega a las cervicales, a los hombros, a toda la espalda, tirando de todo tu cuerpo hacia arriba, hacia el cielo y notas cómo todas las zonas se vuelven ligeras, llenas de luz y de vida, continuando luego hacia el chacra del tercer ojo, en la frente, lo activa y abre hasta donde puedas asimilar, comprender y manejar en este momento y activa también la glándula pineal. Por último llega al chacra de la corona, activa la glándula pituitaria, y sale como un chorro de luz desde la punta de tu cráneo hacia el infinito.
10. Saborea estos instantes de paz, de energía, de luz… sintiéndote entre el Cielo y la Tierra, tan grande como eres y, a la vez, tan pequeñ@ como un átomo.
11. Con calma y comodidad, siente la vida pasar por y atravesar tu cuerpo, desde la Tierra hasta el Cielo y desde el Cielo hasta la Tierra. Continúa saboreando y expandiendo estas sensaciones todo cuanto puedas. No hay más que hacer, sólo sentir y deleitarte.
12. Ahora que estás llen@ de calma, de energía, de salud, de luz…, vas a llevar tu atención a la zona del pericardio, en el centro de tu pecho y a la altura del corazón. Siente ahí la energía que viene de la Tierra, de la Madre, de Gaia y
observa cómo atraviesa tus pies, tus tobillos, tus piernas, tu pelvis, tu diafragma… Siéntela llegar hasta el pericardio y deja que se colme de vida, que se hinche de salud, que se llene, que vibre…
13. Siente ahora la Vida que viene desde el Cielo, que atraviesa la punta de tu cráneo y desciende por las cervicales hasta el pericardio, uniéndose ahí con la energía de la Tierra y empezando a danzar con ella. Deja que bailen las dos en
tu pecho y siente mientras su calor, su movimiento, su fuerza, su salud… Tú
sólo tienes que disfrutar, disfrutar, disfrutar… Ya estás preparad@ para sentir.
14. Pon ahora tu mano derecha en medio de tu pecho y tu mano izquierda sobre la mano derecha. Sientes cómo las dos manos están cruzadas la una sobre la otra en medio del pecho, muy ligeras, flotando encima de él, sin esfuerzo,
cómodamente.
15. Lleva ahora toda tu atención al pericardio y piensa sólo: “pericardio”. Recuerda que la energía sigue siempre al pensamiento y que allí donde pones tu atención estás poniendo también tu intención.
16. Puedes decir: “Pericardio muéstrame tu movimiento” y esperar después con calma qué surge. A continuación puedes preguntar: “¿Cómo te sientes?” y observar de nuevo.
17. Tus manos van a flotar sobre el pericardio como un corcho encima del agua, flexibles y ligeras, y a la vez pegadas a él para seguirlo al máximo de la amplitud de su movimiento y pronunciar la emoción que sientes que tu pericardio te
contesta.
18. Danza con tu pericardio en toda su amplitud, con confianza, con libertad, con soltura. Déjalo libre y, de paso, siente cómo tú también te liberas con él, te sientes livian@, luminos@, llen@ de vida, de amor, un amor que irradias a partir de este momento a todo cuanto te rodea empezando por ti.
19. Cuando el pericardio se haya soltado y liberado haz varias respiracione profundas, muy profundas y luego, suspira con toda la fuerza de tu ser. Sentirás una enorme calma, una paz inmensa, una tranquilidad absoluta y, con ellas, le
dirás a tu pericardio/corazón: “Por mi ignorancia, no he sabido tratarte como te mereces, me olvidé de ti y de quién soy. Te amo y prometo cuidarte de ahora en adelante como el mayor de mis tesoros. Gracias por estar ahí, gracias por tu paciencia, gracias por cuidarme y por cuidar mi corazón. Bendito seas. Amén, Amén, Amén.”
Si en algún momento notas un dolor en el pecho y temes que se trate de una crisis cardíaca, haz esta meditación mientras esperas o buscas asistencia médica. Respira calmada y profundamente, coloca las manos sobre tu corazón, libéralo y tranquilízate. Puedes también hablarle y contarle el motivo de tu estrés, preocupación o dolor. Dale las gracias por esa experiencia de vida con él y respira profundamente. También puedes realizar este ejercicio cuando alguien con quien estés sienta un dolor en el pecho.

Namasté

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Let Go, Let God

Don´t worry, be "Larry", be like that guy that seems to be happy and not pursuing non running under any affair in live, we are here to learn with joy and passion so get things done the easy way. You are Wellcome!

I love to drink Seawater and also to Sungaze, you want to review this for your benefit.

Gratitude
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