Agua de mar, ideal para volver a respirar
Desde hace siglos se ha empleado agua de mar para curar o mejorar los síntomas de infecciones o alergias en vías respiratorias y garganta, obteniendo resultados muy exitosos para eliminar bacterias, lubricar y descongestionar. No es raro entonces que cada vez se le considere con mayor seriedad por la Medicina moderna.
Nadar en el mar, escuchar las olas deslizándose en la arena y gozar del sonido del agua es, además de una actividad recreativa o de descanso, un hecho sumamente benéfico para la salud integral de toda persona. ¡Es verdad! Civilizaciones antiguas como la egipcia y la griega sabían que el contacto con este medio es ideal para aliviar padecimientos en piel, estómago, intestinos, nervios y corazón, así como para ayudar en el óptimo funcionamiento del sistema respiratorio.
No se preocupe si en este momento no puede abandonar sus ocupaciones y salir hacia la playa más cercana, porque es posible sacar provecho de tan importante recurso gracias a investigaciones que datan de finales del siglo XIX y principios del XX, realizadas por el fisiólogo (estudioso del funcionamiento del organismo de los seres vivos) y biólogo francés René Quinton, y que en la actualidad cobran nuevos bríos para acercar todo el potencial curativo del agua de mar al ser humano, cualquiera que sea el sitio donde se encuentre.
Acompáñenos a conocer más sobre la historia y utilidad de este invaluable recurso que muchos otorrinolaringólogos consideran eficaz herramienta en el tratamiento contra problemas en garganta, oídos y nariz, debido a las propiedades que ha demostrado en múltiples ocasiones y que son avaladas por distintos organismos médicos.
Océano de posibilidades
Aunque las primeras referencias del uso de agua de mar como medio curativo se remontan a los textos del médico griego Hipócrates (460 al 355 antes de nuestra era), sus beneficios fueron reconsiderados hasta muy tarde, gracias a René Quinton.
El fisiólogo fue víctima de severa tuberculosis (enfermedad de los pulmones que se manifiesta con tos, fiebre, fatiga, pérdida de peso y dificultad para respirar) que diezmaba sus fuerzas, y ello fue excusa para que un amigo suyo le facilitara un texto de Platón (filósofo griego que vivió entre el año 428 y el 348 antes de nuestra era) en el que el pensador clásico narra que tenía un padecimiento respiratorio y que, por ese motivo, varios sacerdotes egipcios lo sometieron a una “cura marina”, que consistía en estar en contacto con el océano y beber sus aguas previamente tratadas.
A sabiendas de que no tenía nada qué perder, Quinton aplicó estos procedimientos en su persona y, para sorpresa de propios y extraños, logró sanar en poco tiempo. Entusiasmado, intensificó sus estudio en la materia y llegó a la conclusión de que el agua de mar, además de ser el lugar donde se originó la vida, posee una composición similar a la sangre animal y humana.
Siendo así, llegó a la arriesgada conclusión de que la sangre es un “mar interno” que permite la vida y, más aún, que el plasma sanguíneo puede ser sustituido por agua marina debidamente tratada, convirtiéndose en remedio potencial contra enfermedades diversas. La resistencia hacia sus ideas fue obvia, así que tuvo que recurrir a demostraciones contundentes para defender sus postulados.
Para tal fin, Quinton adoptó algunos perros enfermos a los que extrajo parte importante del volumen sanguíneo, mismo que sustituyó con agua de mar diluida, a fin de que tuviera la misma cantidad de sales que el plasma de los mamíferos (9 gramos de sales por litro). De nuevo, los resultados fueron asombrosos, ya que los canes sobrevivieron e, incluso, en pocas horas aumentaron su vitalidad. Las conclusiones de estos trabajos fueron publicados en 1904, bajo el título El agua de mar: medio orgánico .
El deseo por hacer extensivo su conocimiento llevó al fisiólogo a crear, tres años después, clínicas o “dispensarios marinos”, en los que se atendían múltiples padecimientos con éxito. A pesar de esto, una serie de hechos hicieron que tan original recurso fuera parcialmente abandonado: se generalizó el uso de la penicilina para combatir infecciones, los trámites para registrar la solución de agua marina como medicamento fueron muy lentos y, ante todo, porque el creador e ideólogo principal de esta terapia falleció en 1925.
Nueva ola
El uso del agua oceánica ha vuelto a captar el interés de muchas personas, sobre todo de aquellas que buscan alternativas no agresivas hacia el organismo. Por ejemplo, los baños con agua marina (talasoterapia) son muy empleados en spas y centros de belleza, ya que ayudan a disminuir ansiedad y estrés, sin olvidar que relajan músculos y proporcionan nutrientes para la piel.
Además, en lo estrictamente médico contamos en nuestros días con dos productos empleados como auxiliares en terapia contra padecimientos:
Plasma de Quinton. Es la solución tradicional o isotónica, que posee una concentración de sales de 9 gramos por litro.
Duplase de Quinton. También llamada hipertónica, tienen una concentración de 21 gramos de sales marinas por litro.
La legislación europea, que es la más detallada al respecto, establece que ninguno de estos productos debe inyectarse (vía subcutánea), y de momento sólo autoriza su consumo como bebida y complemento alimenticio (se comercializan en ampolletas de 10 mililitros), sobre la piel (solución) o para mejorar la salud de las vías respiratorias (spray).
Para cumplir con las medidas sanitarias, el agua de mar se extrae de la misma zona que señaló en su día René Quinton, es decir, a 30 metros debajo de la superficie y 10 sobre el lecho marino, ya que ahí es más pura. Antes de envasarse, el producto se esteriliza en frío para que no pierda propiedades, se filtra y, por último, debido a que la concentración natural de sales es de 30 gramos por litro, se diluye con agua destilada hasta obtener la graduación correcta.
La lista de padecimientos en que el agua marina actúa como auxiliar es tan amplia como sorprendente, pues se le atribuye la capacidad de ayudar a corregir problemas de próstata (glándula del aparato reproductor masculino), lesiones en la piel generadas por quemaduras, picaduras o psoriasis (inflamación e hinchazón de la piel, que adquiere aspecto rojizo y cubierto de escamas), artritis, gingivitis, padecimientos gastrointestinales (diarrea, infecciones en estómago e intestino), fatiga, enfermedades del riñón y desórdenes alimenticios, entre otros. Sólo se desaconseja su consumo en personas que tienen prohibido ingerir sal.
La razón por la que un solo producto es capaz de aliviar tantos problemas, sostienen los defensores del plasma de Quinton, radica en que la particular mezcla de ingredientes que hay en el agua marina favorece la óptima circulación y renovación de líquidos a nivel celular, hecho que se ha identificado como el origen de todo tipo de padecimientos y el cual disminuye en forma natural en la medida en que envejecemos (por ello las personas de la tercera edad enferman más a menudo, de acuerdo con esta teoría).
¿Suena a ficción? Pues no es así, ante todo si tomamos en cuenta que el Premio Nobel de Química 2003 fue otorgado a los científicos estadounidenses Peter Agre y Roderick MacKinnon, quienes descubrieron los canales en la membrana celular que permiten el flujo de líquidos, así como la importancia de las sales para que ocurra la circulación de fluidos a escala microscópica.
El dictamen emitido por la Academia que entrega tan prestigiado galardón explica que estas investigaciones han permitido comprender, a nivel molecular, cómo actúan los riñones para recuperar agua o cómo se generan y propagan las señales eléctricas entre las neuronas, sin dejar de mencionar que también han mejorado el conocimiento de ciertas enfermedades en donde la eficacia de los canales de agua es disminuida por deshidratación y sensibilidad al calor.
Así, las posibilidades potenciales del agua de mar son inmensas, y podrían darnos una nueva sorpresa si se considera que están en curso varios estudios en la Universidad de Barcelona y el Hospital Veterinario de Mataró, ambos en España, encaminados a comprobar científicamente y con métodos actuales cuál es la utilidad y capacidad curativa del plasma de Quinton.
Brisa marina
Es notable que la respiración es mucho más sencilla y agradable cuando nos encontramos cerca del mar. Esto se debe, en buena medida, a que la atmósfera y altura son más amigables que en una ciudad, pero también podría tener su origen en las propiedades salinas del ambiente. En efecto, la administración de agua marina en spray y, en ocasiones como bebida (unos 20 o 30 minutos antes de la comida o, al menos, una hora y media después de la misma), favorece ampliamente el combate a enfermedades como:
Gripe y resfriado. Padecimientos generados por virus que se presentan en vías respiratorias superiores (nariz y garganta); sus síntomas incluyen malestar general, obstrucción nasal, estornudos, tos seca poco frecuente y, a veces, ligera elevación de la temperatura corporal.
Sinusitis. Obstrucción y congestión de los senos paranasales (cavidades en los huesos del cráneo que se conectan a las fosas nasales), casi siempre por infección. Ocasiona dolor de cabeza muy intenso, secreción de moco y fiebre.
Rinitis alérgica. Irritación nasal que produce estornudos, comezón, lagrimeo, nariz tapada, secreciones nasales abundantes y falta de olfato. Suele ser persistente y se desencadena por el contacto con elementos irritantes (alergenos), como humo, polvo o pelo de animales.
Faringitis. Inflamación de la faringe (parte alta de la garganta) que provoca dolor e irritación. Es causada por microorganismos, contaminación y consumo de tabaco.
Resequedad nasal. Puede deberse a otros padecimientos, como rinitis, o por contaminación ambiental y fumar. Ocasiona molestias al respirar, irritación y, en muchos casos, sangrado por la nariz.
Otitis. Inflamación de los oídos que se debe principalmente a una infección en garganta o fosas nasales, que se extiende hacia el sistema auditivo a través de los conductos (trompas de Eustaquio) que permiten la comunicación entre dichas estructuras.
Bronquitis. Enfermedad de los bronquios o estructuras internas de los pulmones. Se debe a virus, bacterias, contaminación o exposición a humo de cigarro, la cual genera tos, respiración silbosa (forma ruido de silbido) y cansancio. El uso de agua marina en spray se aconseja como mero auxiliar, habiendo especialistas europeos que prefieren tratar este problema vía oral.
Asma. Obstrucción del aparato respiratorio debido a la inflamación de los conductos que llevan aire a los pulmones, como consecuencia de exagerada sensibilidad o alergia a alergenos. Genera tos, sensación de ahogo y favorece la aparición de infecciones respiratorias. También se suele recomendar el uso de solución oral en su tratamiento.
Además de activar la circulación de líquidos a nivel molecular, el agua de mar aplicada como spray ha probado su eficacia para humectar y limpiar las fosas nasales, la parte alta de la garganta y los senos paranasales, en cuyo interior se encuentran pequeños “cabellos” (cilios) que tienen la función de “barrer” o detener bacterias y otras partículas, arrastrándolas hacia la faringe para que ahí sean deglutidas. De esta manera, ha mostrado ser de gran utilidad en problemas de obstrucción nasal, e incluso puede emplearse como preventivo en época de invierno o por quienes padecen alergia.
Cabe destacar que el agua de mar puede emplearse junto con otros medicamentos, como antibióticos, y que además de sal contiene más de 90 elementos químicos, entre los que destacan tres que le otorgan su prestigio curativo:
Cobre; tiene efecto antiinflamatorio.
Manganeso; ayuda a controlar las reacciones alérgicas.
Plata; elimina a bacterias nocivas.
La aplicación de agua marina en spray es la manera más común en México para acercarse a esta terapia, y rara vez tiene efectos secundarios. En concreto, el uso de solución isotónica tradicional está libre de restricciones, pero cuando se utiliza el producto de mayor concentración en sales (hipertónico) tiene que emplearse con mesura para evitar la irritación de las mucosas (tejido interno de garganta y fosas nasales).
Como puede ver, en la actualidad podemos disfrutar de las bondades del mar de múltiples maneras, y el futuro de este importante recurso está en pleno crecimiento; sólo nos resta indicar que el uso de agua de mar debe ser supervisado por su médico tratante (en caso de utilizar ampolletas para beber), otorrinolaringólogo (al aplicarlo como spray) o dermatólogo (cuando utilice la solución cutánea), a fin de obtener asesoría y mayores beneficios.