La Terapia Asistida con Caballos ( TAC )
por Inés Fernández Barnosell
El caballo goza de unas características únicas que nos permite a las personas poder enriquecernos a muchos niveles. A nivel físico el caballo ofrece tres principios terapéuticos cuando camina al paso: transmite a la pelvis del jinete un movimiento tridimensional similar al de la marcha humana, que facilita la rehabilitación de la marcha a nivel neurológico provocando unas movilizaciones imposibles de facilitar de forma manual. Al mismo tiempo, cuando el caballo camina al paso también transmite entre 90 y 100 impulsos rítmicos a través de la columna del jinete que trabaja el enderezamiento del tronco así como la mejora del tono muscular y el equilibrio. Por último, el caballo transmite a través de su dorso calor, calor que puede llegar hasta los 38º/39º, y que facilita la relajación de los músculos aductores y de la espasticidad.
A nivel psicológico, estos tres principios también nos aportan beneficios: el movimiento tridimensional moviliza la pelvis, centro bioenergético de las emociones, provoca la sensación de caminar, de avanzar, de movimiento que facilita el desbloqueo de emociones, angustias, miedos, etc. Los impulsos recibidos en la pelvis y la columna provocan la activación del biorritmo interno estimulando el riego sanguíneo y la activación del Sistema Nervioso Central (SNC). El calor recibido a través del cuerpo del caballo rememora sensaciones de seguridad, de ser acunados y balanceados retornándonos a la infancia, la protección maternal y el vínculo.
Además el caballo nos aporta muchos más beneficios a nivel psicológico, social y relacional. La base de las aportaciones de estos animales se halla en su etología y su historia natural. El caballo por naturaleza es un animal social, gregario, como el ser humano, necesita del grupo, de sus congéneres y de la posibilidad de comunicarse para su supervivencia y su bienestar físico y psicológico. Aunque actualmente el caballo es un animal doméstico, y quedan pocos en estado salvaje, tiene gravado en su memoria genética que es un animal de presa, acostumbrado a vigilar el entorno con suspicacia, con dos ojos capaces de supervisar 340º a su alrededor, con unas orejas móviles que actúan como radares independientes y con una comunicación intraespecie con escasas vocalizaciones (para no llamar la atención de los depredadores). Gracias a estas características han llegado a desarrollar un lenguaje no verbal extensísimo, de la misma forma que son hipersensibles a la hora de leer la mínima expresión de comunicación análoga en los individuos de su alrededor. Recordemos que el 70% de nuestra comunicación es no verbal…
Esta característica es la que nos aporta un elemento inmensamente útil y sutil a la hora de plantear intervenciones psicoterapéuticas y de aprendizaje. Los caballos nos hacen de espejo y nos devuelven la imagen que ofrecemos de una manera clara, nítida, sin prejuicios ni interpretaciones superfluas. El trabajo del cliente en este caso es el de asumir la responsabilidad del proceso, debe comprometerse a investigar y profundizar en sí mismo y en su situación, y creer con convicción que las mejores soluciones las puede encontrar él mismo con un buen acompañamiento de los facilitadores.
Existe a lo largo de la historia un vínculo especial entre caballo y ser humano, una tradición muy concreta que se ha convertido, desde hace unas décadas, en un tipo de intervención para profesionales dedicados a la terapia.
Tradicionalmente ha sido llamada Equinoterapia o Hipoterapia, ya que se centraba en un foco de trabajo muy concreto y reducido aprovechando los tres principios terapéuticos anteriormente citados (patrón de la marcha, impulsos, calor). Los usuarios que accedían presentaban patologías de gran afectación y limitación en la autonomía personal. Actualmente existen varias modalidades dentro de la Terapia Asisitida con Caballos (TAC): Hipoterapia, Equitación Terapéutica, Volteo Terapéutico, Equitación Adaptada, Equinoterapia Social y Emocional, Psicoterapia y Aprendizaje Asistido por caballos, Coaching con caballos…
En los últimos años, se ha convertido en una estrategia terapéutica mucho más amplia, llegando a tipologías de usuarios con diagnósticos y sintomatología muy variada, como por ejemplo, con afectación física, necesidades y/o afecciones de carácter emocional, psicosomáticas, problemáticas sociales, conductuales o existenciales entre otras.
Esta amplia variabilidad, ha llevado a redescubrir esta metodología de trabajo y a incorporar otros métodos y modelos para dar respuesta y enriquecer la disciplina. Además de la monta y el contacto con el caballo se emplea cada vez con más frecuencia el trabajo pie a tierra en sesiones individuales, grupales, familiares, laborales, etc.
De esta forma, y consensuadamente, se han dado en llamar a las TAC, como una terapia o intervención que se nutre del caballo como elemento mediador para profundizar, restablecer, ayudar a las personas a desarrollar sus capacidades y mejorar sus dificultades.