Martes 19 de Julio de 2011
Fortalece tus pensamientos
Tus pensamientos pueden trabajar a tu favor, o en contra. Decide ahora mismo, mantener sólo aquellos que funcionen a tu favor.
Elige los pensamientos que darán energía a tus valores más preciados y a tus más grandes sueños. Elige pensamientos que resuenen con esperanza y amor.
Adherir a un cierto y determinado pensamiento no requiere esfuerzo físico alguno, ningún entrenamiento especial ni el permiso de nadie. Tus pensamientos son precisamente aquello que tú permites que sean, tan pronto como tú les permitas ser.
Y esos pensamientos sientan las bases respecto de la manera en que tú experimentas la vida. Sirven como un lente a través del cual ves al mundo, y controlan la manera en que respondes ante cada situación.
Desarrollando un fuerte hábito en cuanto a llenar tu mente de pensamientos positivos, alentadores, quedas bien posicionado para alcanzar exitosamente los desafíos que debas enfrentar. Pensamientos alentadores te equipan con las herramientas necesarias como para llevar a cabo acciones apropiadas y efectivas.
Los pensamientos pueden ir y venir en tan sólo un instante y no tienen dimensión física, y aún así pueden ejercer una enorme influencia. Fortalece tus pensamientos y estarás fortaleciendo tu vida.
Daily Encouragement
July 19
Youth is a truly wonderful thing. Unfortunately, though, this is often something that’s hard to appreciate when we’re young. Life passes by quickly. Before we know it, we are old. That’s why in our youth we should be as active as we possibly can. Rather than a life of blank pages, live a life crammed full of memories–of battles well fought and wonderfully diverse experiences. Not to leave behind any history, to just grow old and die, is a sad way to live.
Daisaku Ikeda
LECCIÓN 200 – No hay más paz que la paz de Dios.
Deja de buscar. No hallarás otra paz que la paz de Dios. Acepta este hecho y te evitarás la agonía de sufrir aún más amargos desengaños, o de verte invadido por una sombría desesperación y una gélida sensación de desesperanza y de duda. Deja de buscar. No puedes hallar otra cosa que la paz de Dios, a no ser que lo que busques sea infelicidad y dolor.
Este es el punto final al que en última instancia todo el mundo tiene que llegar para dejar de lado toda esperanza de hallar felicidad allí donde no la hay; de ser salvado por lo que tan sólo puede causar dolor; y de hacer paz del caos, dicha del dolor y Cielo del infierno. No sigas atando de ganar por medio de la pérdida ni de morir para vivir. Pues no estarás sino pidiendo la derrota.
No obstante, con la misma facilidad puedes pedir amor, felicidad y vida eterna en una paz que no tiene fin. Pide esto, y sólo puedes ganar. Pedir lo que ya tienes te lleva al éxito. Pedir que lo que es falso sea verdadero sólo puede conducir al fracaso. Perdónate a ti mismo tus vanas imaginaciones y deja de buscar lo que no puedes encontrar. Pues, ¿qué podría ser más absurdo que buscar el infierno una y otra vez cuando no tienes más que abrir los ojos y mirar para darte cuenta de que el Cielo se encuentra ante ti, allende el umbral de una puerta que se abre fácilmente para darte la bienvenida?
Regresa a casa. jamás encontraste felicidad en lugares extraños, ni en formas que te son ajenas y que no tienen ningún significado para ti, si bien trataste de que lo tuvieran. No te corresponde estar en este mundo. Aquí eres un extraño. Pero te es dado encontrar los medios a través de los cuales el mundo deja de parecer una prisión o una cárcel para nadie.
Se te concede la libertad allí donde no veías más que cadenas y puertas de hierro.
Mas si quieres hallar escapatoria tienes que cambiar de parecer con respecto al propósito del mundo. Permanecerás encadenado hasta que veas el mundo como un lugar bendito, liberes de tus errores a cada hermano y lo honres tal como es. Tú no lo creaste, así como tampoco te creaste a ti mismo. Y al liberar a uno, el otro es aceptado tal como es.
¿Qué función tiene el perdón? En realidad no tiene ninguna, ni hace nada, pues es desconocido en el Cielo.
Es sólo en el infierno donde se le necesita y donde tiene una formidable función que desempeñar. ¿No es acaso un propósito loable ayudar al bienamado Hijo de Dios a escapar de los sueños de maldad, que aunque son sólo fabricaciones suyas, él cree que son reales? ¿Quién podría aspirar a más, mientras parezca que hay que elegir entre el éxito y el fracaso, entre el amor y el miedo?
No hay más paz que la paz de Dios porque Él sólo tiene un Hijo, que no puede construir un mundo en oposición a la Voluntad de su Padre o a la suya propia, la cual es la misma que la de Él. ¿Qué podría esperar encontrar en semejante mundo? Este no puede ser real, ya que nunca fue creado. ¿Es acaso ahí adonde iría en busca de paz? ¿O bien tiene que darse cuenta de que tal como él ve el mundo, éste sólo puede engañar? puede aprender, no obstante, a verlo de otra manera y encontrar la paz de Dios.
La paz es el puente que todos habrán de cruzar para dejar atrás este mundo. Pero se empieza a tener paz en él cuando se le percibe de otra manera, y esta nueva percepción nos conduce hasta las puertas del Cielo y lo que yace tras ellas. La paz es la respuesta a las metas conflictivas, a las jornadas insensatas, a las búsquedas vanas y frenéticas y a los empeños sin sentido. Ahora el camino es fácil, y nos conduce por una ligera pendiente hasta el puente donde la libertad yace dentro de la paz de Dios.
No volvamos a perder el rumbo hoy. Nos dirigimos al Cielo, y el camino es recto. Sólo si procuramos desviarnos podemos retrasarnos y perder el tiempo innecesariamente por escabrosas veredas. Sólo Dios es seguro, y Él guiará nuestros pasos. Él no abandonará a Su Hijo necesitado, ni permitirá que se extravíe para siempre de su hogar. El Padre llama; el Hijo le oirá. Y eso es todo lo que hay con respecto a lo que parece ser un mundo separado de Dios, en el que los cuerpos son reales.
Ahora reina el silencio. Deja de buscar. Has llegado a donde el camino está alfombrado con las hojas de los falsos deseos que antes anhelabas, caídas ahora de los árboles de la desesperanza. Ahora se encuentran bajo tus pies. y tú levantas la mirada y miras al Cielo con los ojos del cuerpo, que ahora te sirven sólo por un instante más. Por fin la paz ha sido reconocida, y tú puedes sentir como su tierno abrazo envuelve tu corazón y tu mente con consuelo y amor.
Hoy no buscamos ídolos. La paz no se puede encontrar en ellos. La paz de Dios es nuestra, y no habremos de aceptar o querer nada más. ¡Que la paz sea con nosotros hoy! Pues hemos encontrado una manera sencilla y grata de abandonar el mundo de la ambigüedad, y de reemplazar nuestros objetivos cambiantes por un solo propósito, y nuestros sueños solitarios por compañerismo.
Pues la paz es unión, si procede de Dios. Hemos abandonado toda búsqueda. nos encontramos muy cerca de nuestro hogar, y nos acercamos aún más a él cada vez que decimos:
No hay más paz que la paz de Dios, y estoy contento y agradecido de que así sea.
Pensamiento del martes 19 de julio de 2011.
“Con el tiempo, las religiones tienden a materializarse: cada vez
dan más importancia a la forma, y el espíritu que las animaba
termina perdiéndose. Evidentemente, los humanos no están
preparados para vivir solamente en el espíritu, en los
principios, necesitan formas materiales en las que apoyarse. Pero
Dios no ha concedido a la forma la eternidad. Después de algún
tiempo, toda forma envejece y debe ser reemplazada.
En cualquier ámbito, las formas son siempre necesarias, pero no
pueden prolongarse indefinidamente. Por esto, periódicamente, el
Cielo envía a Iniciados, sabios y grandes Maestros para cambiar
las formas de las religiones, pero sólo las formas, jamás los
principios. Los principios son inmutables, son los mismos que se
encuentran en todas las grandes religiones de la humanidad: amor,
sabiduría, verdad, libertad, sacrificio? Estos principios son
incambiables y serán válidos para la eternidad.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov