Lunes 11 de Julio de 2011
Mucho valor a partir de pequeñas oportunidades
A veces, aquellas oportunidades que parecen insignificantes resultan ser las mejores. Porque son las que tienen más potencial de crecimiento.
Las oportunidades más grandes, más evidentes, atraen una enorme cantidad de atención. Esto puede llevarlas a una competencia feroz debido a toda la gente que intentará aprovecharlas al máximo.
Las pequeñas oportunidades pueden pasar ampliamente desapercibidas. Sin embargo, para quien haga el esfuerzo de verla, una pequeña oportunidad puede convertirse en una plataforma ideal sobre la cual construir mucho valor.
Las pequeñas oportunidades son muchas y están ampliamente disponibles. Puedes dedicar toda tu vida a esperar la gran oportunidad, mientras que las oportunidades pequeñitas se cruzan en tu camino todos los días.
Las pequeñas oportunidades suelen ofrecer más campo de acción, flexibilidad y lugar para la creatividad. Con ellas puedes sacar el máximo provecho de tu propia pasión y sentido de la vida.
Abre tus ojos a la abundancia que pueden ofrecer oportunidades aparentemente pequeñas que llegan a tu vida diariamente. Porque también a partir de ellas puedes crear enorme valor.
Pensamiento del lunes 11 de julio de 2011.
“Espontáneamente asociamos el bien a Dios. No, el bien, como el
mal, son sólo servidores de Dios. Dios no es el bien, es
infinitamente más que el bien. Así pues, dejad de preguntaros por
qué permite que el mal exista. Dios lo permite todo, y lo permite
todo porque lo utiliza todo.
Y también vosotros debéis comprender cómo utilizar el mal en
vuestros trabajos, exactamente igual como el químico que no
rechaza nada porque sabe emplear todos los productos contenidos
en su laboratorio, incluso los venenos; porque en un laboratorio
se necesita todo. El químico debe ser pues un modelo para
nosotros. Puesto que en nuestro laboratorio interior poseemos lo
puro y lo impuro, lo luminoso y lo oscuro, lo que nos atrae hacia
arriba y lo que nos atrae hacia abajo, es preciso que aprendamos
a utilizarlo todo para realizar los designios de Dios. ¡Dad
gracias al Cielo por haberos creado tal como sois, y trabajad!”
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Daily Encouragement
July 11
It is important that youth in particular actively seek challenges to forge and strengthen themselves. Those who enjoy material luxury from a young age and do not work hard cannot become people of outstanding character. They cannot become great leaders who protect the people. I hope that you will work hard, sparing no effort, and develop yourselves as indomitable champions, shaken or disheartened by nothing.
Daisaku Ikeda,
LECCIÓN 192 – Tengo una función que Dios quiere que desempeñe
La santa Voluntad de tu Padre es que tú lo completes, y que tu Ser sea Su Hijo sagrado, por siempre puro como Él, creado del Amor y en él preservado, extendiendo amor y creando en su Nombre, por siempre uno con Dios y con tu Ser. Mas ¿qué sentido puede tener tal función en un mundo de envidia, odio y ataque?
Tienes, por lo tanto, una función en el mundo de acuerdo a sus propias normas. Pues, ¿quién podría entender un lenguaje que está mucho más allá de lo que buenamente puede entender? El perdón es tu función aquí. No es algo que Dios haya creado, ya que es el medio por el que se puede erradicar lo que no es verdad. Pues, ¿qué necesidad tiene el Cielo de perdón? En la tierra, no obstante, tienes necesidad de los medios que te ayudan a abandonar las ilusiones. La creación aguarda tu regreso simplemente para ser reconocida, no para ser integra.
Lo que la creación es no puede ni siquiera concebirse en el mundo. No tiene sentido aquí. El perdón es lo que más se le asemeja aquí en la tierra. Pues al haber nacido en el Cielo, carece de forma. Dios, sin embargo, creó a Uno con el poder de traducir a formas lo que no tiene forma en absoluto. Lo que Él hace es forjar sueños, pero de una clase tan similar al acto de despertar que la luz del día ya refulge en ellos, y los ojos que ya empiezan a abrirse contemplan los felices panoramas que esos sueños les ofrecen.
El perdón contempla dulcemente todas las cosas que son desconocidas en el Cielo, las ve desaparecer, y deja al mundo como una pizarra limpia y sin marcas en la que la Palabra de Dios puede ahora reemplazar a los absurdos símbolos que antes estaban escritos allí. El perdón es el medio por el que se supera el miedo a la muerte, pues ésta deja de ejercer su poderosa atracción y la culpabilidad desaparece. El perdón permite que el cuerpo sea percibido como lo que es: un simple recurso de enseñanza del que se prescinde cuando el aprendizaje haya terminado, pero que es incapaz de efectuar cambio alguno en el que aprende.
La mente no puede cometer errores sin un cuerpo. No puede pensar que va a morir o ser víctima de ataques despiadados. La ira se ha vuelto imposible. ¿Dónde está el terror ahora? ¿Qué temores podrían aún acosar a los que han perdido la fuente de todo ataque, el núcleo de la angustia y la sede del temor? sólo el perdón puede liberar a la mente de la idea de que el cuerpo es su hogar. lo el perdón puede restituir la paz que Dios dispuso para Su santo Hijo. Sólo el perdón puede persuadir al Hijo a que contemple de nuevo su santidad.
Una vez que la ira haya desaparecido, podrás percibir que a cambio de la visión de Cristo y del don de la vista no se te pidió sacrificio alguno, y que lo único que ocurrió fue que una mente enferma y atormentada se liberó de su dolor. ¿Es esto indeseable? ¿Es algo de lo que hay que tener miedo? ¿O bien es algo que se debe anhelar, recibir con gratitud y aceptar jubilosamente? somos Uno por lo tanto, no renunciamos a nada. Y Dios ciertamente nos ha dado todo.
No obstante, necesitamos el perdón para percibir que esto es así. Sin su benévola luz, andamos a tientas en la obscuridad usando la razón únicamente para justificar nuestra furia y nuestros ataques. Nuestro entendimiento es tan limitado que aquello que creemos comprender no es más que confusión nacida del error. Nos encontramos perdidos en las brumas de sueños cambiantes y pensamientos temibles, con los ojos herméticamente cerrados para no ver la luz, y las mentes ocupadas en rendir culto a lo que no está ahí.
¿Quién puede nacer de nuevo en Cristo sino aquel que ha perdonado a todos los que ve, o en los que piensa o se imagina? ¿Quién que mantenga a otro prisionero puede ser liberado? Un carcelero no puede ser libre, pues se encuentra atado al que tiene preso. Tiene que asegurarse de que no escape, y así, pasa su tiempo vigilándolo. Y los barrotes que mantienen cautivo al preso se convierten en el mundo en el que su carcelero vive allí con él. Sin embargo, de la liberación del preso depende que el camino de la libertad quede despejado para los dos.
Por lo tanto, no mantengas a nadie prisionero. Libera en vez de aprisionar, pues de esa manera tú quedas libre. Los pasos a seguir son muy sencillos. Cada vez que sientas una punzada de cólera, reconoce que sostienes una espada sobre tu cabeza. Y ésta te atravesará o no, dependiendo de si eliges estar condenado o ser libre. Así pues, todo aquel que aparentemente te tienta a sentir ira representa tu salvador de la prisión de la muerte. Por lo tanto, debes estarle agradecido en lugar de querer infligirle dolor.
Sé misericordioso hoy. El Hijo de Dios es digno de tu misericordia. Él es quien te pide que aceptes el camino de la libertad ahora. No te niegues a ello. El Amor que su Padre le profesa te lo profesa a ti también. Tu única función aquí en la tierra es perdonarlo, para que puedas volver a aceptarlo como tu Identidad. Él es tal como Dios lo creó. Y tú eres lo que él es. Perdónale ahora sus pecados y verás que eres uno con él.