Abriendo tus 7 Chakras
La respiración por los chakras
Para ello, debemos sentarnos en una posición cómoda, con la espalda recta, o tumbarnos horizontalmente de espaldas. Al cabo de unos instantes de silencio inspiramos y espiramos pausada y regularmente, preferentemente por la nariz. Al mismo tiempo nos imaginamos que, al inspirar y espirar, el aire pasa por nuestros chakras y vuelve a salir pasando por ellos. Comenzamos con el chakra radical: nos concentramos en este chakra y mentalmente inspiramos y espiramos suavemente y sin prisas a través de él. Dejamos que el prana vivificador fluya plácidamente a nuestro interior, y que después fluya al exterior con la misma placidez. Este ejercicio dura aproximadamente entre 3 y 5 minutos, y después pasamos al siguiente centro, al chakra sacro, respirando de igual forma. Proseguimos así con la respiración por los chakras, dejando transcurrir entre 3 y 5 minutos en cada chakra hasta que alcancemos el centro de la coronilla. Lo importante es que nuestra conciencia permanezca siempre en el lugar adecuado: es decir, siempre en el chakra para el que respiramos.
Extracto del Gran Libro De Los Chakras
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Un viaje fantástico a través
de los chakras
La meditación provocará una suave apertura y activación de tus chakras. Pueden aparecer reacciones curativas, disolverse energías estancadas y hacerse conscientes sentimientos y sensaciones relegados. Acepta cuanto ocurra, sin rechazar nada. Confíate interiormente a la fuerza curativa natural. Durante el viaje fantástico no necesitas hacer nada. Limítate a seguir las palabras que oirás. No te esfuerces en imaginarte de forma particularmente clara las imágenes y sensaciones prefijadas. Tampoco intentes interpretar intelectualmente el texto, puesto que las palabras tendrán su efecto en otros planos de tu ser. Simplemente, deja que surjan en ti las ideas, pensamientos y sentimientos que se relacionen por sí mismos con las palabras pronunciadas. Haz patente esta actitud interior siempre que inicies este viaje fantástico.
Ahora, cierra los ojos y observa durante un rato tu respiración. Limítate a observarla, sintiendo cómo viene y va, sin pretender influir sobre ella. Con cada aliento te irás relajando, hundiéndote más y más profundamente en un estado de agradable sosiego y de paz interior…
• Dirige tu atención al primer centro energético, que se abre hacia abajo entre el ano y los genitales. Permanece allí, sin intenciones, sin expectativas. Tu concentración provoca una suave activación del chakra radical. Sientes cómo comienza lentamente a girar. Una energía cálida y pulsátil fluye hacia él. En su interior va surgiendo paulatinamente una intensa y clara luz roja. A intervalos, tu primer chakra va imbuyendo su energía en tu cuerpo, cada vez más profundamente. La sangre la transporta a todas las células, y las va llenando de un calor apacible y de fuerza vital original. Te abandonas completamente a este flujo pulsátil de pacífica energía…
Ahora, siente cómo va abriéndose cada vez más tu centro radical, y cómo la energía siempre fresca de la tierra va fluyendo e introduciéndose en tu cuerpo. Sigue a esta energía hasta su origen, cada vez a mayor profundidad en la tierra, hasta su centro, que resplandece con la misma luz roja intensa que tu primer chakra. A través de los diferentes estratos de la tierra, un flujo de energía continua avanza desde el núcleo más íntimo de nuestro planeta madre hasta tu chakra radical. Experimentas una fuerza oculta que habita la tierra…
Tu cuerpo fue formado de esta fuerza de la tierra, la fuerza que lo mantiene y nutre. Es la misma energía que formó los paisajes de nuestra tierra, los, cuerpos de las plantas, de los animales y de los hombres. Ahora estás unido en lo más íntimo con la tierra y sus criaturas. Sientes en ti el pulso de la fuerza viva que habita en ella. Amparado en el ciclo de la tierra viva te confías plenamente a sus energías protectoras, nutrientes y curativas…
Cuando retornas de este viaje interior permaneces unido a la fuente de la energía vital invencible, que fluye incesantemente en ti a través de tu chakra radical. Estás en la vida tranquilo y relajado, lleno de agradecimiento y amor hacia este maravilloso planeta que es tu hogar.
• Mientras el pulso de la fuerza de la tierra continúa fluyendo a través tuyo, deja que tu concentración se encamine a tu segundo chakra, que se abre hacia delante un palmo por encima del ombligo. Limítate a percibir esta zona, sin expectativas, sin metas. Tu concentración activa el segundo chakra. Sientes en él un sutil movimiento de giro. Es más fluido y vivo que en el chakra radical. Se siente como un torbellino de agua caliente y viva, como una danza de energía fluida que da vueltas sin parar. Con cada giro que completa se intensifica en tu interior una luz anaranjada. Sus vibraciones se propagan por tu cuerpo recorriéndolo en círculos cada vez mayores, se unen con la circulación de tu sangre y con el purificador flujo de su linfa. Tu cuerpo se convierte en un fluir único y vivo…
La energía fluida continúa propagándose, emana de cada uno de tus poros hasta rodearte e inundarte por completo. Te envuelve, te rodea en una caricia, te lleva y te mece suavemente. Sientes un hondo recogimiento y te vas entregando cada vez más a la caricia y el acunar de esa agua de la vida tu alma va abriéndose cada vez más a su fuerza purificadora y fecunda. Los canales obstruidos se abren, se despiertan los sentimientos olvidados. Nueva vida fluye por doquier hacia ti…
Ese fluir vivo va extendiéndose más y más dentro de ti, se convierte en un mar cuyas cálidas aguas te mecen y transportan amorosamente. Sobre ti se cierne un cielo inmenso. En el horizonte emerge una aurora de color naranja que inunda el cielo y el mar de luz con reflejos dorados y anaranjados. Es como si hubieras despertado a la primera mañana de un nuevo mundo. Un profundo sentimiento de felicidad te inunda, se expande en olas sobre la creación. Sientes que es la misma vida fecundadora de la creación la que fluye a través tuyo. La vida dentro de ti comienza a fluir con la vida de la creación. Te abandonas confiadamente a este flujo de la vida…
Cuando retornas de este viaje, quedas unido a la fuente de la vida fecundadora que hay en ti. Estás abierto para la fuerza procreadora y engendradora que te inunda y rodea.
• Mientras el agua de la vida continúa fluyendo a través tuyo, haz que tu concentración se encamine hacia el tercer centro energético, que se abre hacia delante unos centímetros por encima de tu ombligo. Permanece allí sin intensiones, sin metas. Tu concentración provoca una suave activación del chakra del plexo solar. Ahí sientes el estado personal de tu fuerza. Acéptalo como es. Tu aceptación relaja el tercer chakra poco a poco. Comienza a girar con una energía cálida y vigorosa. Las vibraciones giratorias hacen surgir en su interior una luz dorada y brillante. Su brillo va aumentando paulatinamente, como la luz de un sol naciente. De ella surge una radiación cálida que va llenando tu cuerpo más y más con su luz benefactora. El dorado calor te inunda. Relajado y complacido, te abandonas a ese soleado brillo. La luz ilumina hasta la más recóndita zona de tu alma, llenándote de transparencia y claridad. Las sombras se disuelven. Desde el centro, situado en mitad de tu cuerpo, la luz soleada irradia todo tu ser, hasta que sólo moran en ti la paz, la fuerza y la plenitud dorada…
Irradia más allá de tu cuerpo, te envuelve en una corona de luz vibrante y envía su iluminación al mundo. Tu tercer chakra se convierte en un sol que irradia el esplendor más claro, se convierte en una fuente inagotable de calor que da la vida, de fuerza y de luz…
Cuando retornas de este viaje, ordenas tu vida a partir de este centro luminoso de paz y fuerza, partiendo de tu centro interior. La luz que hay en ti irradia al mundo y aporta plenitud y, brillo en todos los planos. Tú permites convertirte en un centro radiante para los hombres, animales y plantas, para todo cuanto te rodea.
• Mientras el cálido y soleado brillo continúa llenándote, dejas que tu concentración se encamine al centro del corazón, que se abre hacia delante en el centro del pecho, a la altura del corazón. Limítate a percibir esta zona, sin expectativas, sin metas. Tu concentración activa- el chakra del corazón, que comienza a vibrar con suaves ondas de energía giratoria. La suavidad de su vibración hace surgir en su interior un resplandor de color rosado con un aura verde luminosa. Se siente como una delicada flor de luz embutida en una corona de hojas verdes. Mientras tu atención continúa vagando por ella, sientes como esa flor comienza lentamente a abrirse sin parar, hasta revelar en su centro un corazón de luz dorada. De la flor de tu chakra cordial emana una radiación amorosa que te envuelve en una vibración de amor y armonía. Te sientes como llevado por tiernas manos angelicales con espíritu amoroso hasta el último de tus tendones. Te vas abandonando a esta suavidad y a esta amorosa comprensión…
Ahora sientes como del centro dorado de tu corazón emerge una honda alegría, una sonrisa, una felicidad interior. Es como si de allí surgiera el sonido de una maravillosa música. Sus vibraciones se van propagando más y más dentro de tu cuerpo, despertando sus melodías. Resuenan en tu alma, la llenan de amor y armonía. Llenan el espacio que te rodea, sus vibraciones se introducen hasta las profundidades de la creación. Y por doquier retorna a ti, como una respuesta, el sonido de una música que se unifica con la música de tu corazón en una sinfonía perfecta. Abre una puerta a otro plano del mundo: experimentas como una vibración de amor y alegría recorre toda la creación. Vibras en conjunción con todo lo creado en esa música de amor divino que todo lo penetra…
Cuando retornas de este viaje, ya no estás solo. A través de tu chakra del corazón permaneces para siempre unido con el corazón más intimo de todas las cosas.
• Mientras la música de tu corazón continúa resonando en ti, deja que tu concentración se encamine a tu centro del cuello, que presenta una abertura hacia delante, y una menor hacia atrás*. Limítate a percibir esta zona, sin expectativas, sin metas. Tu concentración activa el chakra del cuello. Sientes cómo comienza a vibrar con una energía infinitamente sutil que gira. La libertad de su frecuencia hace surgir en su interior una luz azul clara transparente y resplandeciente. Es la vibración de la vastedad azul del cielo, que aquí mora en ti. Entonces permites que esta vibración transparente y luminosa vaya difundiéndose dentro de ti hasta que llena todo tu ser…
La luz va haciéndose en ti más brillante y ensanchándose, libre e ilimitada como la bóveda celeste. Tú cedes todo el espacio que existe en tu mundo interior y exterior, al igual que el cielo infinito permite en sí la vida de todas las estrellas, planetas y astros. Todo en ti y en tu vida recibe su sitio, cosas que perecen y surge lo nuevo, y tú permites esta danza de la vida en la maravillosa infinitud que es tu auténtico ser…
Todo puede ser como es, todo puede ir y venir. En esta libertad y amplitud de tu conciencia te sientes sano y completo. Un claro sentimiento de felicidad vibra en ti a través de la ancha bóveda celeste. Y tú mismo permaneces en silencio, al acecho solo de cuanto escuchas en tu espacio infinito. Te dejas convertir en un canal para los mensajes que recibe tú alma más Intima…
Cuando retornas de este viaje, llevas en ti la luz de la inmensidad del cielo. Te aceptas tal como eres y dejas fluir libremente hacia el exterior las energías.
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* La abertura posterior pertenece a un chakra secundario menor, que deberla considerarse conjuntamente.
• Mientras perdura en ti la infinitud luminosa y transparente, haz que tu imaginación se encamine hacia el centro frontal, que se abre hacia delante en el centro de la frente, justo encima de las cejas. Limítate a percibir esta zona, sin intenciones, sin metas. Tu concentración activa el chakra frontal. Observas como comienza a girar y a vibrar. Sus vibraciones son tan sutiles que apenas se perciben, y hacen surgir un sentimiento de vivo silencio. De la profundidad de este silencio comienza a brillar paulatinamente una luz añil transparente. Es la luz de una noche profunda con su oculta vivacidad en la infinitud del espacio. Introdúcete con tu percepción en esta luz, deja que su apacible brillo vaya penetrando tu conciencia…
Cuanto más tiempo permanezcas concentrado en la luz añil, más profundos y sutiles experimentarás los planos de su radiación. Su vibración te serena, te hace receptivo y te amplía. El silencio en ti es cada vez mayor. Los pensamientos retornan a la superficie de tu espíritu. Tu conciencia se llena plenamente de la radiación serena de la tranquila luz. Te vas hundiendo más y más en la paz azul y te nutres de la fuente omnipresente de esa luz, del origen del que mana. Es una zona de perfecto silencio dentro de ti, en la que tú permaneces también en completo silencio, con absoluta concentración. En este plano sosegado del ser habita un saber que viene a ti como intuición, en imágenes, sonidos, sensaciones o intuiciones inmediatas. Aquí estás unido con la inteligencia, cósmica, te abres al espíritu universal que actúa en ti y en toda la creación…
Cuando retornas de este viaje, atraviesas la vida con una verdad mayor, con una silenciosa franqueza por la verdad oculta tras las manifestaciones exteriores del mundo.
• Mientras perdura en ti el profundo y receptivo silencio, deja que tu atención se encamine hacia el chakra coronal, que se abre hacia arriba encima de tu cabeza y en el centro. Permanece allí sin intenciones, sin metas. Tu concentración va abriendo con absoluta lentitud esta puerta, que irradia una luz transparente de color lila. Es como si pisaras un lugar sagrado, un templo de luz lila que se abre hacia arriba. Y en la abertura se vierte una nueva luz blanca y radiante que encierra simultáneamente todos los colores. Como una ducha rocía su bendición sobre ti. Todos tus poros se van abriendo, la van absorbiendo hasta que te llena completamente…
Es una luz sin límites ni tiempo. Notas que desde su inicio ilumina tu interior como si fuera el corazón más Íntimo de toda la creación. En esta luz perfecta eres uno con el ser divino omnipresente. Su brillo es absolutamente sereno y contiene toda la música. Está lleno de paz, como el instante de la salida del sol, y, sin embargo, oculta toda la danza de la vida; en su infinita presencia. Paz en esa luz para dar y tomar. Aquí estas en casa, aquí has llegado a la meta de tu viaje…
Algo de esa luz continuará brillando para siempre en ti. Deja que ilumine con su brillo tu vida y tu mundo.
• Ahora dirige tu concentración a tu cuerpo. Respira algunas veces profundamente, estírate y desperézate hasta que te encuentres otra vez aquí y ahora… Tómate tu tiempo antes de abrir lentamente los ojos…
Algo de tus vivencias continuarán resonando en ti y cambiarán tu vida. Pero ese cambio ocurrirá por sí solo. Acéptalo sin forzar. Cada vez que lo sientas puedes iniciar de nuevo este viaje. Pero deja a tu alma tiempo suficiente para procesar e integrar estas vivencias. Tu viaje será un poco distinto cada vez. Si lo realizas regularmente, tus experiencias serán más profundas y claras con el paso del tiempo y se realizarán cada vez más en la vida diaria.
Extracto del Gran Libro De Los Chakras